26 de marzo de 2017

Perú y China: economías complementarias

El Perú y China tienen antiquísimas relaciones que, en las últimas décadas, se intensificaron política, cultural y económicamente. Producto de ello, el gigante asiático se convirtió en el principal socio comercial de nuestro país y donde más invierte en relación a Latinoamérica. No obstante, nuevos retos surgen de cara al futuro entre ambos países, por el contexto económico y, sobre todo, por los nuevos motores de crecimiento que tendrá China, país que representa el primer mercado para cerca de 170 países, de los casi 200 que existen en el mundo. En este informe, publicado en la revista BusinessEmpresarial, se analizan las relaciones entre China, el Perú y Latinoamérica, región en la que el dragón asiático planea duplicar, en los próximos 10 años, sus montos de comercio e inversión.

El Perú posee lo que China necesita y, en complemento, China tiene lo que el Perú requiere, analiza Carlos Aquino, uno de los principales expertos sobre economía asiática en Latinoamérica. Para él, el gigante asiático necesita materias primas que se tienen acá (como plata, cobre, hierro, zinc, plomo, harina de pescado y alimentos), además de oportunidades para invertir en la construcción de infraestructura. Por su parte, el Perú requiere, para su desarrollo, de esos capitales para cerrar su brecha en infraestructura, además de un mercado inmenso como el chino. “Los dos países se necesitan y hay un interés de afianzar esos lazos. De hecho, para el 2021, el comercio podría crecer 60% o hasta el doble si las cosas se pone interesantes”, proyecta. 

Su argumento se sustenta en que el presidente de la República Popular China Xi Jinping anunció que su país planea duplicar los montos de inversión y comercio con Latinoamérica (LA) para el periodo del 2015 al 2025. Así, se espera que el comercio de China con LA pase de US$ 250 mil millones a US$ 500 mil millones y la inversión suba de US$ 125 mil millones a US$ 250 mil millones. ¿Qué puede esperar el Perú de ese anuncio? 

PASADO
Las relaciones entre el Perú y China son bastantes antiguas. Se sabe que en el Virreinato, a partir del siglo XVI, específicamente de 1568 hasta 1810, existió comercio ilegal por la obligación de que las colonias españolas solo comercialicen con la Metrópoli. No obstante, algunos barcos que salían de Acapulco (con productos mexicanos y peruanos, como papa, maíz, cacao, entre otros) intercambiaban productos en su parada en Manila, en Filipinas (también bajo el dominio español), con galeones procedentes de Macao (China) que transportaban seda, porcelana, lacados y otros productos orientales. No en vano, virreyes y arzobispos limeños usaban esa seda y porcelana china. Posteriormente se interrumpió dicho comercio, en 1810, por los procesos independentistas en América hasta que se inició la gran inmigración china al Perú. Según investigaciones, entre 1849 y 1874 ingresaron cerca de 100 mil chinos culíes, procedentes de Cantón, para trabajar, básicamente, en las haciendas costeñas. 

En tiempos modernos, un nuevo hito aconteció en 1971 cuando nuestro país estableció relaciones diplomáticas con China (entonces, el Perú fue el tercer país en LA en hacerlo, después de Cuba y Chile). Sin embargo, hasta 1990, el comercio era prácticamente mínimo. China compraba harina de pescado y cobre, pero en mínimas cantidades, por lo que figuraba entre el octavo y noveno socio comercial del Perú. “El primer salto empieza en 1990 y, luego, el gran salto en la siguiente década”, sostiene el economista. Ello porque, desde 1979, China inició su política de apertura económica al mundo por lo que empezó a comprar más productos, demandar materias primas e invertir fuera de sus fronteras. A la par, desde 1990, el Perú también abrió su economía e inició su política de privatizaciones. Producto de ello, justamente, en 1992 la empresa china Shougang compra Hierro Perú en Marcona (lo que fue la primera gran compra de una empresa extranjera a un activo del Estado) y, luego, en 1993, otra empresa china, la Corporación Nacional de Petróleo China (CNPC) adquiere el lote VI y VII de Talara.

Carlos Aquino, catedrático de la UNMSM. Foto: elperuano.pe

INVERSIÓN
No obstante, el gran salto sucedió en la década pasada, específicamente del 2003 al 2011, cuando los precios de minerales, como el cobre o el hierro, aumentaron considerablemente su valor (el cobre subió hasta cinco veces su precio), por lo que explosionó el monto de lo que el Perú vendió a China. “Y no solo eso, a fines de esa década empiezan las grandes inversiones chinas: la empresa Aluminum Corporation of China (Chinalco) compra la operación de Toromocho y paga cerca de US$ 3,500 millones y, luego, en 2014, Minerals and Metals Group  (MMG’s) compra Las Bambas por casi US$ 6 mil millones”, declara Aquino. Entonces aumenta el comercio y la inversión de China. 

Desde entonces, se calcula que, en la actualidad, hay cerca de 160 empresas chinas de diverso tamaño en el país: varias pequeñas y algunas inmensas. Aquino, quien es profesor en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), detalla que algunas de las principales son MMG’s en Las Bambas (y una inversión de US$ 4 mil millones con lo que, al 2018, cuando complete su inversión, habrá invertido US$ 10 mil millones); Chinalco en Toromocho (con cerca de US$ 5 mil millones de inversión); Shougang (que compró por US$ 120 millones e invirtió, hasta ahora, más de mil millones de dólares); CNPC (que compró, el 2014, operaciones de Petrobras por US$ 2,600 millones). “Esta empresa petrolera (CNPC) produciría, con las adquisiciones que tiene, un 30% a 40% del total de petróleo y gas del país”, adiciona.

Según estadística del Ministerio de Energía y Minas, hasta junio de 2016 existía un portafolio de inversión, por realizarse, de más de US$ 58 mil millones, de los cuales casi un tercio es de China. “Estamos hablando de US$ 20 mil millones de inversión china solo en minería”, indica. 

De tal forma, la presencia de empresas chinas está, principalmente, en los rubros de sectores naturales como minerales, energía y pesca. En este último, una empresa importante es China Fishery Group (CFG) (que compró la empresa Copeinca, en 2013, por US$ 762 millones y produce harina de pescado), con casi un 20% de participación del mercado. Además de otras operaciones comerciales menores, como motos o autos. Según ComexPerú, importamos de China, principalmente, celulares, computadoras, aparatos de telecomunicación, motocicletas, calzado, autos, entre otros.

“En las importaciones, China también es, desde el 2014, la mayor fuente de suministro. El 2015 le compramos por US$ 8,358 millones, el 22.5% del total. Empresas chinas o extranjeras instaladas en China nos venden todo tipo de productos manufacturados. Eso ha sido bueno para los consumidores peruanos, pero para algunas empresas peruanas es una dura competencia”, completa.

China y Mao. Imagen: Internet.

PRODUCCIÓN
Producto de ello, las empresas chinas producen todo el hierro que el Perú elabora: de hecho, la única mina de ese metal es de Shougang, en Marcona - Ica. Asimismo, cuando las operaciones de Toromocho y Las Bambas empiecen a funcionar al 100%, lo que se espera para el periodo 2017-2018, ambas producirán el 33% del total del cobre del Perú. 

Según el especialista en economía asiática, China es el mayor comprador de muchos productos que el Perú exporta. En cifras, presenta que, por ejemplo, en 2015, ese país compró más de la mitad del cobre que el Perú exportó, un 55.3%; el 61.4% de la plata; casi todo el hierro con el 94.1%; más de la tercera parte del zinc, con un 39.2%; el 76.3% de la harina de pescado, entre otros. “Mucha de la producción de estos productos es hecha por empresas chinas”, explica.

En cuanto a inversión china en nuestro país, estima que esta se duplicó en los últimos cinco años. Muestra de ello es Las Bambas, Toromocho, Shougang y otras empresas chinas con problemas, como el proyecto Río Blanco en Piura (con inversión cercana a los US$ 1,500 millones) pero que está paralizada por problemas con la comunidad. “Otro proyecto es Pampa de Pongo, de la empresa Jinzhao Mining, en Acarí - Arequipa, que tomó una inversión de US$ 3,500 millones y sería la segunda mina de hierro junto a Marcona”, sostiene.

En general, calcula que, aproximadamente, se invierten unos US$ 1,500 millones al año, lo cual aumentaría si se resuelven los problemas sociales y, a nivel externo, se incrementan los precios de los minerales. 

Recuerda que las grandes inversiones chinas no son inversiones nuevas ya que, básicamente, son proyectos que ya existían. “Xougang compró una mina que ya había, al igual que Toromocho y Las Bambas. Pampa de Pongo y Río Blanco serían nuevos pero todavía están en proyecto, pero si hay problemas se van a atrasar”, indica. 

DIVERSIFICACIÓN 
La primera visita oficial al extranjero que realizó Pedro Pablo Kuczynski (PPK), luego de solo seis semanas de asumir el cargo como presidente del Perú, fue hacia China, en setiembre de 2016, la cual, a su retorno, calificó como “una misión exitosa”. 

PPK informó que, en ese viaje, sostuvo reuniones con todos los grandes líderes de este país, en las que habló de infraestructura, energía y, sobre todo, de la industrialización de una parte de los minerales que se producen en el Perú con fundiciones y refinerías,  en lo que hubo “un gran apoyo”, según indicó. También resaltó que tuvo una reunión con el principal constructor de trenes de ese país en la que conversó sobre las posibilidades de inversión en el tren de cercanías, el cual “le pareció muy interesante y que estudiaría”, afirmó PPK.

PPK en China. Foto: peru.com

Aquino espera que algunos de esos anuncios se concreten durante la visita a nuestro país del mandatario chino para la cumbre APEC. Con lo cual, asimismo, se daría un paso importante para la diversificación de las inversiones chinas en el Perú. “Los chinos se han dado cuentan de que solo concentrar sus inversiones en recursos naturales no es tan bueno, porque los precios de los minerales están bajos. Por eso quieren hacer el tren bioceánico y, en general, tienen interés en infraestructura”, indica. 

Sobre dicho tren, comenta que el interés chino es que siga su ruta por el norte del Perú (hacia el puerto de Bayóvar, en Piura), para poder importar hierro, carne, soja, entre otros productos de Brasil, y no por el sur como es la intensión de los presidentes del Perú y Bolivia. Para Aquino ese sería un argumento que usa PPK para “echarle agua fría” al proyecto por ser muy costoso: de los US$ 65 mil millones que aparentemente costaría, US$ 35 mil millones es la parte que el Perú debería pagar por ser el trayecto más extenso y porque, por ahí, no hay ningún ferrocarril, a diferencia de Brasil. “Al gobierno peruano le pareció muy cara esa inversión y quiere un tren por el sur, por Bolivia. Sinceramente no creo que los chinos se interesen en eso”, indica. 

El mismo PPK ha declarado que sus dudas sobre ese tren pasan por: “primero, su costo, que es altísimo, y en segundo lugar si hay carga de regreso (de Perú a Brasil), porque cualquier sistema de transporte debe tener cargas en los dos sentidos”. “Se va a estudiar y se tomará una decisión”, ha sentenciado, por el momento, PPK.

Por ello, para Aquino, quien es director del Instituto de Investigaciones Económicas de San Marcos, tienen más opciones de concretarse los trenes de cercanías (que unirían Barranca con Ica, pasando por Lima) que planifica el Perú y en los que podrían participar empresas chinas. 

No obstante, refiere que el interés chino, por esos y otros proyectos, depende de las condiciones. “Sucede que en el Perú se hacen licitaciones con un solo postor para que lo gane alguien. Obviamente los chinos no van a participar porque saben que no van a ganar. Si se abren esas licitaciones para tres, cuatro o todos los postores que deseen, los chinos estarían definitivamente interesados, pero si se dan las garantías para participar”, manifiesta. 

Indica que, por ahora, tampoco están dadas las condiciones para el ingreso de bancos chinos al sistema peruano porque nuestra legislación permite un solo banco chino (desde el 2014 opera el Industrial and Commercial Bank of China, ICBC, el más grande del mundo por capitalización, con una inversión de US$ 50 millones en el país). “Los chinos quisieran tener sus bancos aquí, pero la legislación nacional estipula que solo puede haber un banco por dueño, pero en China todos los bancos son del mismo dueño, del Estado. Es una realidad que no contemplamos. Si eso se modifica, vendrían más bancos chinos, como el Bank of China”, declara.

En general, apoya que los chinos quieren participar. “Tienen dinero, tienen las compañías con suficiente experiencia construyendo pistas, aeropuertos, puertos y no tienen trabajo en su país porque ya construyeron tanto que no pueden hacer más. Quieren venir, pero necesitan las condiciones”, afirma.
Otro sector con potencial es la agroindustria. Hasta ahora, el Perú exporta alimentos como paltas, mangos, espárragos, por lo que el gigante asiático se está convirtiendo en unos de los mayores compradores de esos productos. Empero, para Aquino su interés va más allá: considerarían producir agroindustria, pero al no tener experiencia, tendrían que asociarse con empresarias peruanos. “Ahí hay expectativa. Hace 40 años, China se contentaba con comprar minerales, ahora no solo eso, invierte y quiere producir. Es probable que se interese no solo en comprar mango o uva, sino invertir para producir ellos mismos, con empresas acá”, señala.

En el turismo ya se dieron algunos avances como la eliminación de la visa para el ingreso de chinos al Perú, sin embargo sustenta que se deben hacer más esfuerzos para que se incrementen los 19,100 chinos que visitaron nuestro país durante el 2015. Aunque parezca una cifra importante, debe considerarse que, en total, 128 millones de chinos cruzaron sus fronteras para visitar otro país durante ese año y gastaron cerca de US$ 295 mil millones: los visitantes que más gastan en todo el mundo, superando a alemanes y japoneses.

Imagen explícita. Foto: Agencia de Noticias Andina.

Para el docente universitario, la idea es que, en los próximos cinco años, lleguen por los menos 100 mil chinos al Perú. Para ello, afirma que se deben superar limitaciones como el desconocimiento del Perú como destino en China. Pone como ejemplo que, hace 20 años,  tampoco se conocía a nuestro país en Japón y, ahora, la mayoría de japoneses quieren conocer Machu Picchu. “Eso ha costado años y años en campañas”, indica. Además de que se necesitan líneas aéreas directas porque un viaje a China requiere de varias paradas. Y, sobre todo, de  infraestructura. “El chino no va a venir si no tiene hoteles de cinco estrellas en los que, como los japoneses, tengan su comida. Ellos no están acostumbrados a la comida peruana. El chifa no es comida china. Tendría que haber comida china realmente, con sopa, frutas…”, indica. Sobre la carencia de hoteles en el país, sostiene que ese es un potencial camino para captar otras inversiones chinas.

Debería considerarse, también, según explica, que el aeropuerto y el puerto del Callao están colapsando, lo que dificulta el incremento de turistas. “Hace 10 años se hizo la licitación para hacer la segunda pista y hasta ahora no se hace, ni se empieza. Ese es el problema del Perú, tenemos falta de infraestructura física (puertos aeropuertos, carreteras) e infraestructura humana (técnicos y profesionales calificados)”, dice.

Igualmente, comenta que se deberían tener mayores guías con conocimiento del idioma, ya que casi todos los chinos y japoneses vienen con sus propios guías.

FUTURO
Luego de conocerse la elección de Donald Trump como presidente de los EE. UU., el ministro de economía peruano, Alfredo Thorne, declaró que ese país seguirá siendo un socio comercial importante de Perú, aunque, ante los anuncios de Trump de aplicar una política comercial más proteccionista, comentó que era “una oportunidad para reorientar nuestras exportaciones al Asia”.

Aquino añade que con el triunfo de Trump es incierto el comportamiento del precio de los minerales para los siguientes años, lo que influye, en cadena, en las inversiones chinas en ese rubro en nuestro país. “Hay el temor de que EE. UU. se vuelva proteccionista, con lo que el comercio mundial cae, al igual que la economía mundial y la demanda de materias primas. Ahora no hay perspectivas de que los minerales suban, podrían haber empezado a recuperarse en 2017 y 2018 pero con Trump las expectativas son inciertas. El único metal que se está favoreciendo es el oro porque es especulativo, activo de reservas. La gente está comprando oro, el que, por suerte, tenemos”, afirma. 

También proyecta que China seguirá creciendo, aunque no como antes, motivada por nuevos motores, que el Perú podría aprovechar. Hasta el 2012, según explica, China creció a tasas de 10% por varias razones: como el crecimiento de la economía mundial que influía en ese país, ya que dependía de mercados externos como el japonés, europeo y norteamericano, por sus numerosas exportaciones. “Vendían más cosas y su economía crecía más, pero ya no es así. Ya no hay tantos mercados externos para los productos chinos”, sostiene. Otro factor importante, en este caso interno, del crecimiento chino fue que exportaba a bajos precios por su mano de obra barata, la cual también se está terminando. “China ya no puede vender tantas cosas baratas por tanto ya no puede crecer más. Después de 33 años de crecimiento consecutivo es imposible seguir haciéndolo”, analiza. 

Además, ese crecimiento le generó pasivos como la alta contaminación que se convirtió en una preocupación del gobierno chino. “La contaminación es terrible. Entonces el gobierno ordenó que las empresas cierren”, indica. También influyó la corrupción y el aumento en la disparidad de ingresos entre los chinos. 

Por ello, en adelante, la nueva configuración social y económica del gigante asiático, según Aquino, implica riesgos y oportunidades para el Perú. El riesgo es que, al China tener un menor crecimiento, probablemente ya no demande tantas materias primas como antes; pero debe tenerse en cuenta su nuevo motor de crecimiento: su mercado interno, que aumentó considerablemente ya que, en los últimos 30 años, se estima que 300 millones de chinos se mudaron del campo a la ciudad y se proyectan que, en los próximos 20 años, se muden otros 200 millones. Además, los chinos que hace 30 años eran pobres, y no podían consumir lo que producían y tenían que exportarlo, ahora son una clase media muy grande y ya no se privan de consumir carne, vino, espárragos, uva o mango que, allá, son de precios elevados. “Ahora hay una clase media creciente que consume y el Perú se empieza a beneficiar exportando esos productos”, indica. 

Infografía: Reuters.

En esa lógica, el especialista comenta que nuestro país podría vender otros productos pero con valor agregado. “Hay una oportunidad inmensa. El problema es qué le vamos a vender. Nos falta tecnología y mano de obra capacitada para exportar más y aprovechar los acuerdos comerciales entre ambos países”, advierte. 

RELACIONES 
En 2010, el Perú y China suscribieron un Tratado de Libre Comercio (TLC), que solo tienen otros dos países en LA (Chile y Costa Rica) y, en 2013, el Perú alcanzó la calidad de socio mediante la firma de una Asociación Estratégica Integral (el único país en la región que tiene ese carácter). Por ello, Aquino califica de excelentes las relaciones con ese país porque el Perú es el único en Latinoamérica que tiene, a la vez, TLC y Asociación Estratégica Integral. 

“Tenemos un TLC interesante pero todavía no le sacamos provecho. Necesitamos tener nuevos productos para vender más allá de las materias primas. Las puertas están abiertas pero cómo vamos a aprovechar eso. Hay que invertir en agroindustria, en productos de valor agregado, en industrias que transformen nuestras materias primas, pero para eso se necesita educación y más infraestructura”, explica. 

Por eso, añade, el problema es cómo aprovechamos esos vínculos y le vendemos más a ese país, además de alimentos como el mango y las uvas. “China está empezando a comprar pero es un mercado inmenso", indica. 

Adiciona que otros problemas son las trabas burocráticas que los chinos no entienden porque, básicamente, tienen un sistema diferente. “El gobierno central es el Partido Comunista, así como el provincial y el distrital. Y cuando el gobierno chino dice hagamos esto, todos hacen porque, aparte de ser un sistema autoritario, todos son de ese partido. Pero en el Perú el gobierno es de un partido y el alcalde de otro. Además de la ineficiencia”, afirma.

En términos generales concluye que el viaje de PPK a China fue exitoso porque los chinos se alegraron de que el primer viaje del presidente sea a su país. Lo cual, resulta evidente si se considera que China es el principal socio comercial del Perú y el más grande inversor en el sector minero y energético en la actualidad en el país. 

Aquino plantea aumentar las, hasta ahora, dos oficinas comerciales peruanas allá (en Beijing y Shangai) a otras ciudades como Canton o Piaging (Chile tiene hasta cinco oficinas). “Porque si no promocionas tu producto, cómo saben lo que el Perú produce. En China no sabían, por ejemplo, que el Perú producía mango”, explica. 

SOCIO
En Latinoamérica, los socios comerciales más importantes de China son Brasil y Chile, por el tamaño de los mercados y los montos de comercio. Por ejemplo, el 2015, el comercio entre el Perú y China fue de US$ 16 mil millones (entre exportaciones e importaciones), mientras que con Chile fue por más del doble. Para este año (2016) se espera un ligero aumento en el comercio chino-peruano ya que, si bien los precios de los minerales son bajos, China está comprando mucho en cuanto a volumen. “Mucho de lo que produce Toromocho y Las Bambas se va a China. Además de que está aumentando la producción de hierro en Marcona y eso también se va a China”, explica.

Empero, en cuanto a la inversión china, el Perú es el destino más importante en comparación a otros países de LA. 

Ubicación de China en Asia. Imagen: Internet.

En otros continentes, como África, China también es el principal inversor, socio comercial y país que presta dinero para casi todos los países (sobre ello, Aquino recuerda que el Perú casi no tiene préstamos de China, a diferencia de, por ejemplo, Venezuela que se prestó cerca de US$ 50 mil millones). En Asia la situación es similar ya que China es el mayor socio comercial de todos los países y se está convirtiendo, también, en inversor y socio importante en Europa. “Para EE. UU. también: desde el año pasado China es el socio comercial más importante de ese país por sobre México y Canadá. De los más de 200 países que hay en el mundo, China es el primer mercado para 170 países”, estima.  

Al hacer un balance, Aquino refiere que el Perú, hasta ahora, aprovechó el mercado chino solo vendiéndole materias primas, ya que del total que el Perú exporta hacia China el 95% es materias primas (minerales, gas, petróleo, harina de pescado) y el 5% es uvas, espárragos, mangos y otros productos. Cifra que, en los últimos 20 años casi no ha variado, cuando ese rango estaba en 98% y 2%. 

Pero, para él, ese país también ofrece ejemplos interesantes sobre desarrollo. Por ejemplo, hace 40 años China vendía productos con poco valor agregado, con mano de obra barata y ahora produce objetos sofisticados. “China ha podido hacerlo y esa es una lección que el Perú puede aprender, pero implica, obviamente, inversión en educación. China es uno de los países que más invierte en educación, ciencia y tecnología, en sus universidades nacionales. Destina casi el 4% de su PBI en educación, y casi 2% en investigación y desarrollo: es un monto bastante grande para el tamaño de la economía china”, manifiesta.

En cifras, indica que, en 1993, cuando China empezó a invertir en grande en el país, el Perú solo le exportó por US$ 140 millones. En 2003, le vendió US$ 600 millones y entonces empezó a subir ese monto a, en 2007, cerca de US$ 3 mil millones hasta llegar a casi US$ 8 mil millones en 2012: el pico máximo. Desde entonces cayó el monto a US$ 7,300 millones, en 2015, y, ahora, estamos en US$ 7,500 millones. Para este año quizá se alcancen los US$ 8 mil millones por la mejora en el volumen, como del cobre, proyecta el entrevistado. 

Comercio del Perú por principales países y regiones (en millones de dólares). Cuadro proporcionado por Carlos Aquino. Fuente: Memoria 2015 - Banco Central de Reserva del Perú.

China, además de ser el principal socio comercial (desde el 2014) y el más grande inversor en el sector minero y energético en el país (por encima de economías que, años atrás, tenían esa condición, como Japón) y tener un TLC y una Asociación Estratégica Integral, comparte una larga historia de relaciones diplomáticas con nuestro país y, sobre todo, una gran comunidad (considerada la más amplia en Latinoamérica y la sétima más grande en el mundo). Algunas estimaciones indican que, de los cerca de 100 mil chinos culíes que ingresaron al país entre 1849 y 1874, hay, ahora, 1.3 millones de peruanos de ascendencia china. Para otros, la cifra puede llegar hasta 3 millones, o sea el 10% de nuestra población e, incluso, ser hasta el 20%.

Por todo ello, en términos económicos, Aquino concluye que el comercio seguirá creciendo entre ambos países, así como la inversión de China en el Perú.

*Parte de este texto se publicó en la revista Business Empresarial (edición Nº 32), en diciembre de 2016.

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5 de marzo de 2017

Generación Bicentenario III: Luciana Tenorio Carrera, innovadora arquitecta

Este es el tercer post que busca reconocer a nuestra Generación del Bicentenario: jóvenes destacados e interesados en hacer del Perú un mejor país. Los primeros candidatos fueron Raúl Alcántara Castillo, multimedallista de matemática, y Marco Carrasco Villanueva, economista destacado. Es el turno de Luciana Tenorio Carrera, arquitecta seleccionada por el Massachusetts Institute of Technology (MIT) como una de las innovadoras más jóvenes que están cambiando el mundo por su proyecto “Un invernadero para Marte”. Ella reflexiona sobre las perspectivas del país hacia el 2021: fecha de nuestros 200 años de independencia.

Foto: Luciana Tenorio

Luciana Tenorio se declara arquitecta apasionada por las tecnologías emergentes y su aplicación para solucionar problemas en la tierra e impactar en la vida de las personas. Nació en 1988 y ha estudiado en la Universidad Ricardo Palma y en la Universidad Politécnica de Madrid, además de tener un posgrado en la Architectural Association de Londres y estudios en el Politécnico de Milano.

Para ella el Bicentenario debe ser una oportunidad para elaborar un plan de largo plazo que contenga las políticas de desarrollo que el Perú seguirá.

“El Perú ha definido ciertos ejes estratégicos en los cuales mejorar. Se ha propuesto muchas metas, como mejorar e incentivar la inversión en ciencia, tecnología e innovación. Sin duda, hasta el momento se han presentado muchos avances en diferentes ámbitos como la educación, la lucha contra la pobreza y en la reducción de graves problemas sociales”, refiere.

No obstante, resalta que la educación es el sector que falta desarrollar e impulsar, por ser importante para el crecimiento del país.

En 2015, Luciana fue seleccionada por el MIT como uno de los innovadores peruanos menores de 35 años que están cambiando el mundo. El reconocimiento fue por su proyecto de investigación que realizó para The Mars Society en Utah, basado en una estructura paramétrica capaz de reducir los rayos UV hasta un 97% y que se construyó en Lima y luego se implementó en el invernadero de la Estación Análoga en EE. UU.

Luciana en Utah, EE. UU. Foto: Luciana Tenorio.


Sobre la tarea que tienen los jóvenes con su país, como sucedió cuando el país conmemoró su centenario de independencia, en 1921, Luciana afirma que ahora hay muchos jóvenes innovadores, sobresalientes y con ganas de trabajar por el país, pero que se necesita enriquecerlos para lograr impacto real con sus proyectos y tengan proyección a futuro. En esa línea agrega que se debe dotar a la población de educación de calidad, fomentar las ciencias, ingeniería e investigación desde la educación primaria: “debería ser una gran estrategia que el país debe promover”.

“Promover la enseñanza de materias relacionadas a las ciencias espaciales en colegios, institutos, universidades y otras instituciones: fomentar en los jóvenes la investigación en el Perú”, adiciona.

Luciana es co-creadora en Singularity University Labs, en el Centro de Investigación de la NASA (Ames Research Center o ARC), para el proyecto “Diseño de Viviendas Inteligentes para el futuro”, que consiste en un proyecto a largo plazo en el que se desarrolla un plan de viviendas proyectadas para el año 2035 que albergue a grandes poblaciones. El proyecto se realizó junto a biólogos, escritores, diseñadores e ingenieros de Singularity U, Harvard, Stanford, NASA, Laboratorios Lowes y muchos más.

En noviembre de 2016, cuando la contacté para una nota publicada en Variedades, me contó que dentro de sus proyectos personales está, como miembro de The Mars Society Perú, conseguir ser el centro de investigación en el Perú con mayor reconocimiento en ciencias espaciales enfocado en la exploración de Marte. “Para ello, se enfoca en el desarrollo e implementación de proyectos relacionados a la exploración marciana en un ámbito internacional y en la motivación en niños y jóvenes en temas de exploración espacial”, explica.

“Como arquitecta entiendo la importancia de la tecnología y diseño de los futuros hábitats y colonias espaciales, y cómo nuevos diseños paramétricos y modulares, de mano con la fabricación digital, pueden ayudarnos a solucionar problemas de la tierra. Uno de los proyectos que se está poniendo en marcha es la nueva estación análoga a Marte en el desierto de las pampas de La Joya en Arequipa, Perú, que tiene las condiciones muy similares al terreno marciano”, manifiesta.

Luciana, además de los reconocimientos indicados, ha sido ganadora del E|100 emprendedores de alto impacto en el Perú: en el que Cofide y Alta El Dorado seleccionaron dentro de la comunidad empresarial a los top 100 emprendedores peruano/as con la probabilidad más alta de crear un negocio de éxito global en los próximos 3 a 5 años.


Foto: Luciana Tenorio.

También fue reconocida por la British Broadcasting Corporation (BBC) como una de los latinoamericanos que están revolucionando el mundo con sus inventos y fue expositora en TEDxCharacatoWomen.

En general, el discurso de los tres, Raúl, Marco y Luciana, coincide en que la principal herramienta, para enfrentar los problemas que arrastra el país desde el pasado, es: la educación; ello, congruente al pensamiento de la Generación del Centenario.

Hasta el 2021, varios sucesos, seguramente, cambiarán la historia de nuestro país, pero, definitivamente, nuevos y fuertes aires mejorarán la situación del Perú. Por ejemplo, grata sorpresa fue, para la elaboración de este proyecto, encontrar, con una simple búsqueda, a varios estudiantes y jóvenes que, cada semana, ganan una medalla o quedan en los primeros lugares de competiciones internacionales en las que representan al país. Contra lo que se siente, los casos de triunfos son muchos. Una tarea pendiente es reflejar esos éxitos en la marcha del Perú. ¿Qué país queremos/seremos al y a partir del 2021?



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